Antigua sabiduría

Ouspensky y el esoterismo

La definición de “esoterismo” es: “Destinado a ser comprendido por solo un número pequeño de personas con un conocimiento o interés especializados.” La temprana atracción de Ouspensky hacia el esoterismo sugiere su conocimiento de que la “verdad,” el “conocimiento objetivo,” el “conocimiento de sí” y el “desarrollo de sí” no eran para todos. El esoterismo implica que la humanidad como un todo no está destinada a evolucionar y mejorar. Al contrario, como semillas, la mayoría jamás desarrolla su potencial y degenera en polvo, mientras que solo pocos tal vez germinen.
Esto implica que, junto, y por debajo del curso general de la historia de la humanidad, haya corrido otra línea argumental conocida por pocos, pero al servicio de un propósito de la máxima importancia. Esta historia “esotérica” se halla estrechamente vinculada al presente y ha servido para conservar la antigua sabiduría de las escuelas y brindarla a quienes pudieran usarla en la época actual. Para citar a Ouspensky:

“Si tomamos la historia de la manera ordinaria, como una serie de sucesos separados, no encontraremos pruebas de esoterismo. Una cosa seguirá a la otra, en la superficie y sin conexión aparente. Pero si sabemos que las cosas se conectan y buscamos conexiones, las encontraremos ocultas bajo la superficie. –De El Cuarto Camino (p. 395)

Ouspensky en busca de la antigua sabiduría

Antes de conocer a Gurdjieff y el Cuarto Camino, Ouspensky se abocó a la desesperada búsqueda de los restos de la verdad por todo el mundo. Aunque no sabía muy bien qué estaba buscando, lo guiaba una aguda intuición de lo que no estaba buscando, a la vez que era consciente de que eso tenía que ser recibido bajo la forma de contacto directo con individuos. Guiado por su sentido del esoterismo, Ouspensky sabía que esa “verdad” no podía ser un conocimiento público y, en consecuencia, no podía encontrarse en los círculos pensantes corrientes, como organizaciones académicas, o en psicólogos y filósofos de renombre.

Ouspensky y los cambios históricos

“Por ejemplo, muchos grandes cambios históricos provinieron, aparentemente, de la nada, sin antecedentes, sin origen alguno… Del mismo modo, el arte gótico al parecer surgió de la nada. Carecía de historia, apareció instantáneamente.” –De El Cuarto Camino (p. 395)

Ouspensky sospechaba que habría existido un esoterismo; el curso de una historia paralela a la comúnmente conocida, que podría explicar la aparición y desaparición de civilizaciones avanzadas. Presentó la escuela gótica como un ejemplo, una corriente cristiana surgida de la Edad Oscura. Las catedrales góticas le parecían albergar, deliberadamente, antigua sabiduría, más que proporcionar casas de culto a los seguidores cristianos.
Sin embargo, Ouspensky sabía que le estaba prohibida esta sabiduría, aun cuando se pusiera de pie frente a una catedral gótica. Leer el libro era una cosa y comprender sus contenidos, otra. De ahí que el otro principio del esoterismo fuera la exclusividad: a esa antigua sabiduría, transportada a lo largo de las épocas por la ayuda de agentes individuales, solo podían tener acceso otros individuos con objetivos y preparación similares.

Ouspensky y la prehistoria

“tampoco en el arte prehistórico, es decir, en todo lo que pertenezca a más de diez mil años atrás; no hay nada en la superficie para explicar la Esfinge, por ejemplo. Es tanto mayor en concepto como más elevada en nivel y, por así decir, más inteligente (aunque esta no sea la palabra correcta) que cualquier cosa que conozcamos. ¿Quién la hizo? ¿Por qué se encuentran obras de arte como esa en el desierto?” –De El Cuarto Camino (p. 395)

La historia comprende, después de todo, un período de tiempo muy limitado. Por definición, comienza con el surgimiento de registros históricos y finaliza en el día de hoy. La historia, entonces, tiene cinco mil años y todo lo anterior a ese período cae en la categoría de prehistoria.
Ouspensky notó el dato curioso de cómo cierto arte prehistórico, como la Gran Esfinge, parece más grande en concepto, más alta en nivel y más inteligente que el arte subsiguiente. Esto pone en tela de juicio la teoría entera de la evolución cultural, de que el hombre haya estado progresando consistentemente desde la alborada de la civilización. El esoterismo, así, pinta un cuadro opuesto: la humanidad como un todo ha estado involucionado desde su nacimiento, creciendo en cantidad y encogiéndose en calidad; el legado esotérico de las escuelas, por otro lado, se ha fortalecido con la acumulación de más y más expresión.

Ouspensky sobre la literatura y el significado interior

“Podemos hallar cosas como los grandes poemas hindúes y el Nuevo Testamento, poseedores de un nivel superior a todo lo que conozcamos. No existe nada que se les parezca, nada ordinario que pueda explicarlas: todas estas cosas son absolutamente únicas. Si se las toma por separado y con la presunción de que carecen de significado interno, no pueden ser explicadas. Pero si tratamos  de usar el método psicológico, encontraremos la conexión.” –De El Cuarto Camino (p. 395)

El esoterismo también presupone un significado interno: que la antigua sabiduría ha viajado a través de las edades gracias a su ser, comprensible para diversos niveles. Por ejemplo, que solo la antigua literatura pudiera hablarle a la mayoría mientras que, para transmitirle a una minoría un significado oculto, sería más probable  conservarlo de una generación a la siguiente.
La Biblia cae precisamente bajo esta categoría. En el nivel más externo y aparente, sirve como un documento histórico de las luchas de una nación y la relación con Dios de sus habitantes. En un nivel más profundo, usa eventos históricos como metáforas de la sabiduría humana, enseñando con el mito lo que no puede transmitir la lógica. Y en un nivel aun más profundo, es una detallada ilustración psicológica del hombre microcosmos, que contiene en sí mismo un cielo, una tierra y un infierno.

Ouspensky y el hallazgo del conocimiento oculto

Pero las claves de ese conocimiento oculto se hallan a buen resguardo. En principio, el conocimiento está ubicado donde menos se lo esperaría: justo frente a los ojos de la humanidad. Lo resguarda su ilusión de que esta ya lo comprende. Permanece prohibido por su falta de preparación.
Los viajes de Ouspensky solo le mostraron la necesidad de ponerse en contacto con individuos despiertos. Se dio cuenta de que, hasta tanto no lo hiciera, su búsqueda sería un infructuoso examen intelectual. Por otro lado, una vez en contacto con una escuela, un vasto espectro de antigua sabiduría se abriría ante el hombre para que este lo use en su avance espiritual.

“Hay acumuladores de conocimiento en la vida. En ciertos períodos de la historia, cierto conocimiento fue recogido y mantenido allí. Si encuentra ese acumulador, obtendrá el conocimiento. ¿Qué son estos acumuladores? Son escuelas, incluso las antiguas escuelas que ya no existen…” –De El Cuarto Camino, (p. 400)