La enseñanza de Ouspensky

Ouspensky y la búsqueda de lo milagroso

A comienzos del siglo XX, Ouspensky visitó Constantinopla, Esmirna, Grecia, Egipto, Ceilán y la India, en busca de lo milagroso. “Lo ‘milagroso’ es muy difícil de definir,” escribió en el primer capítulo de su libro En busca de lo milagroso, “pero, para mí, esta palabra tiene un significado muy definido. He llegado a la conclusión, hace mucho tiempo, de que no habría escape del laberinto de contradicciones en el que vivimos, excepto por un camino enteramente nosotros…”
Sin embargo, Ouspensky no estaba destinado a encontrar lo milagroso donde lo buscara. La primera guerra mundial lo sorprendió en Ceilán y lo forzó a volver a Rusia contra su voluntad, a pesar del hecho de que se había metido en un rastro que lo podía conducir a lo milagroso que con tanto entusiasmo había buscado. Se daba cuenta de que necesitaba más tiempo; que el secreto existía, pero mejor y más profundamente oculto de lo que había imaginado antes. Ouspensky regresó a Rusia ni bien comenzó la guerra y dio varias conferencias públicas sobre sus viajes y su búsqueda en San Petersburgo y Moscú.

“Ya sabía que iba a estar buscando una escuela o escuelas. Había llegado a esto hacía mucho tiempo. Me daba cuenta de que los esfuerzos personales, individuales, eran insuficientes y que era necesario estar en contacto con el pensamiento real y viviente que debía existir en alguna parte pero con la cual habíamos perdido contacto.” –De En busca de lo milagroso (p. 11)

Ouspensky encuentra a Gurdjieff

En la primavera de 1915, Ouspensky fue presentado a George Ivanovitch Gurdjieff por dos personas que habían asistido a sus conferencias. Gurdjieff y sus ideas produjeron fuerte impresión en Ouspensky. Pronto se dio cuenta de que había encontrado muchas de las cosas que había estado buscando en el este. Se dio cuenta de que había encontrado un sistema de pensamiento completamente nuevo que superaba a todo lo que hubiera encontrado antes. Este sistema arrojaba nueva luz sobre la psicología y explicaba lo que Ouspensky no podía comprender antes en las ideas esotéricas y los “principios de escuela.”

“Me gustaban los movimientos de Gurdjieff, que tenían mucho de una especie de gracia felina y de aplomo; hasta en su silencio había algo que lo distinguía de los demás. Sentía que lo podría haber encontrado, no en Moscú, no en ese departamento, sino en alguno de esos lugares de los que había regresado hacía tan poco: en el patio de una de las mezquitas de El Cairo, en una de las ruinas de ciudades de Ceilán, o en uno de los templos del sur de la India: Tanjore, Trichinopoly o Madura.” –De En busca de lo milagroso (p. 17)

Así encontró Ouspensky lo milagroso, no en el oriente exótico, sino de regreso a casa, donde menos había esperado encontrarlo. Por cierto, sus viajes al oriente lo hicieron darse cuenta de que tenía que encontrar un maestro y un grupo organizado de personas que compartieran una meta común: una escuela. Se había dado cuenta de que solo, podría lograr muy poco. Ouspensky estaba, por lo tanto, en una posición ideal para valorar a Gurdjieff y su enseñanza al serle presentado en Rusia.

Ouspensky asimila el Cuarto Camino

Gurdjieff y Ouspensky hombres de diferentes culturas, educación y tendencias esenciales. En perspectiva, se puede discutir que eran agentes complementarios del Cuarto Camino, que lo que uno no podía ofrecer, el otro lo había complementado. Sin embargo, en los años que siguieron a su encuentro, Ouspensky sería forzado a ir más allá de sus inclinaciones naturales con el fin de estudiar bajo Gurdjieff y someterse a sus métodos. Gurdjieff mismo no era sino un joven maestro y parece que su enseñanza continuó evolucionando a medida que su primera generación de estudiantes aprendían de él.
Llegó un momento, de acuerdo con Ouspensky, en el que Gurdjieff se alejó de la verificación hacia la fe. Ya no demandaba comprensión de sus estudiantes, sino que les requería que lo siguieran a ciegas. Ouspensky encontró dificultad con este enfoque, así como con los efectos que observara en los grupos de Gurdjieff. Sigue un período de confusión para Ouspensky, que lucha con el conflicto de su deuda para con Gurdjieff, por un lado, y su desacuerdo con los métodos por el otro.
Este conflicto fuerza a Ouspensky a que distinga entre el sistema que recibió de Gurdjieff y la tradición mayor a la que este pertenecía. “El Cuarto Camino es grande,” dice, “y este sistema es muy pequeño en comparación.”

Ouspensky se separa de Gurdjieff

El cambio gradual de Gurdjieff desde los métodos de verificación hacia la fe forzó a Ouspensky a disociarse de él y continuar trabajando de modo independiente. La confusión post-primera guerra lo lleva a Gurdjieff a Francia. Ouspensky, mientras tanto, se establece en Londres con un pequeño grupo de estudiantes y continúa observando el progreso de Gurdjieff. Ouspensky hace algunos intentos más de colaborar con Gurdjieff, pero al fin abandona y resuelve separarse por completo. Les da a sus estudiantes la opción de seguir su propio trabajo o el de Gurdjieff.
Ouspensky tiene cuidado para evitar competencias con el Instituto de Gurdjieff en Francia. Sabiendo que Gurdjieff estuvo en contacto con la fuente del Cuarto Camino, dirige sus esfuerzos a tomar contacto con una fuente similar. Aunque no está seguro de lo que esto pueda significar, Ouspensky tomo su fuente como metafísica, en la forma de una influencia superior. Espera acceder a la fuente, no por contacto físico, sino llevando el nivel de su grupo lo bastante alto como para recibir las ondas emitidas desde el nivel superior.
En tanto, Gurdjieff cierra su instituto y libera a sus estudiantes. Ouspensky presencia una Europa que degenera en otro período de agitación social. Anticipa el ascenso del fascismo y del comunismo y predice la guerra inevitable. Durante este período, cuando su estudiante John Bennett le hace preguntas sobre la naturaleza de su relación con Gurdjieff, Ouspensky responde:

“Esperé todos estos años (antes de expandir el trabajo a Londres) porque quería ver qué hacía Gurdjieff. Su trabajo no ha dado los resultados que él esperaba. Todavía estoy seguro como nunca de que hay una Gran Fuente de la que provino nuestro sistema. Gurdjieff  debe haber hecho contacto con esa Fuente, pero no  creo que fuera un contacto completo. Algo se ha perdido y él no ha sido capaz de encontrarlo.  Si no lo podemos encontrar a través de él, entonces nuestra única esperanza es tener un contacto directo con la Fuente… Nuestra única esperanza es que la Fuente nos busque a nosotros. Por eso estoy dando estas conferencias en Londres.”

Los grupos de Ouspensky en Londres

La expansión del trabajo de Ouspensky a la vez requiere y hace posibles oportunidades más grandes y una mejor organización. En 1935 se compran una casa de campo y una granja a unas 20 millas de Londres. Aquí  viven algunos de los discípulos más antiguos de Ouspensky y se arreglan trabajos prácticos de diversas clases para hasta 100 personas los fines de semanas. En 1938 se encuentra una casa más grande en Londres, con un estudio y con capacidad para alojar 300 personas. Su adquisición hace posible la formación de la Sociedad Histórico-psicológica, dándole forma externa al trabajo de Ouspensky.
Sin embargo, las restricciones que impone la guerra hacen imposible continuar con el trabajo en Inglaterra; hay una conscripción civil y militar, racionamiento de toda forma de alimentos y de energía y oscurecimientos. La casa de campo en Lyne en Surrey se vuelve un refugio para lo que probablemente dure la guerra. Tras el control alemán de Europa, se da cuenta de que será una guerra larga y decide irse a los Estados Unidos, donde tiene muchos contactos.
Ouspensky me reuniones con buena asistencia en Nueva York desde 1941 a 1946. Franklin Farms, una gran propiedad en Nueva Jersey, se pone a su disposición. Aquí,  Madame Ouspensky organiza el trabajo práctico de manera que Ouspensky sea capaz de continuar con su escritura y sus conferencias.

Ouspensky abandona el sistema

Aunque algunos miembros de los grupos de Londres llegan a América durante la guerra y otros la visitan cuando esta termina, Ouspensky no ha finalizado, según su punto de vista, con sus obligaciones para con sus seguidores en Inglaterra. Siente que estos, ahora, deben ser “liberados” del sistema para que encuentren la verdad a  su propio modo. Regresa a Inglaterra enfermo en 1947 y, con grandes esfuerzos, es capaz de mantener seis reuniones con una audiencia de más de 300 personas.
Ouspensky se dio cuenta de que su tiempo se acababa. Comprende que su trabajo exterior se ha quedado corto en establecer una escuela y conectarse con la “fuente.” Con un movimiento que sorprende a sus estudiantes, abandona el sistema y les pregunta qué quieren. Para algunos, esto causa gran confusión y desorientación; para otros, abre las puertas a nuevos reinos de exploración. (Lea más sobre la continuación de la rama de trabajo de Ouspensky en Entretelones de Ouspensky)