Gran parte de mi adolescencia la pasé leyendo libros, revistas, y artículos de cualquier tema que sonara a saber secreto y misterioso.
Todo lo que se llamaba a sí mismo “desconocido” era un imán para mi joven mente, deseosa de encontrar un sentido a mi vida que fuera más que la cantinela que todos noscantaban a la nueva generación, en tonos más que desafinados para mi forma de ver de entonces. Era rebelde y estaba desesperada por ser yo misma, aunque no sabía quién era tampoco…
Así que cuando leí un artículo acerca de “alguien“ que había escrito unos enigmáticos libros donde casi nadie entendía de qué hablaban pero que merecía la pena leer porque de vez en cuando se podía encontrar algo así como un diamante de conocimiento…pensé:
_Dios mío, esto es lo que quiero!
Fui a la librería más esoterica de mi ciudad, y siempre recordaré al hombre que me atendió, su expresión de respeto cuando le pregunté por los libros de Gurdjieff.
Tal vez vio la profunda esperanza de mi ser porque en ese momento para mí era vital encontrar respuestas diferentes , tan puras y valiosas como ese diamante que me auguraba sabiduría y felicidad.
Su respuesta fue, mirándome a los ojos, y diciendo con voz dulce :
_De Gurdjieff puedo pedir los libros que quieras, ahora no tengo nada de él, pero te voya hacer un regalo- me llevó hacia uno de los estantes, y del fondo sacó un viejo y destartalado libro al que le faltaban las tapas, diciéndome:
_ ¿Conoces a Ouspensky ?, era discípulo de Gurdjieff, si quieres llévate este libro suyo, lo encuadernas. Y te encargo los libros de Gurdjieff , en poco tiempo estarán aquí.
Dije que si, por supuesto, jamás me había ocurrido algo así. Tenía un sentimiento de decepción por no haber encontrado al instante lo que buscaba y a la vez de alegría porque aquel regalo inesperado era como una promesa. Así lo interpreté en ese momento.
Semanas más tarde leí Relatos de Belcebú a su nieto, primer tomo y segundo y tercero…
Lo que me llamó la atención fueron las primeras palabras de Gurdjieff acerca del libro: “Del Todo y de Todas las cosas ”, me sonó tan rotundo que colmó mis ansias de saber.
Recuerdo con viveza la sensación tremenda de que había alguien hablando con su corazón y su alma desde esa introducción, alguien que sabía lo que una persona como yo, en ese momento buscando algo real, necesitaba leer; el propósito del libro a saber era:
Después seguí leyendo Fragmentos de una enseñanza Desconocida, de Ouspensky, donde habla del cuarto camino y de la necesidad de encontrar una Escuela. Mi tarea entonces fue buscar esa Escuela.